el pasado fin de semana volví a pisar mis orígenes tras un mes de exilio en zaragoza (y eeuu jeje). la verdad es que tenía ganas de ir a casa, de patinar, de salir con los amigos, de ir a la playa... y bueno, salvo lo último, por aquéllo de que el tiempo en el norte nunca acompaña, cumplí mis objetivos.
la verdad es que el finde fue completito. el viernes de zaragoza a pamplona. zigor tenía que estar en un curso viernes y sábado por la mañana y como yo no tenía plan para el viernes pues decidí quedarme con él. llegué a las ocho a pamplona, justo cuando él salía del curso. cenamos juntos y a mimir, que yo andaba reventada del tute de toda la semana.
el sábado dimos un paseo por el parque japonés. el curso era al lado y zigor únicamente tenía que estar localizado por si fallaba algún ordenador (era el técnico del curso). hizo una mañana muy buena y el parque estaba lleno de familias con niños por aquéllo que pusieron un globo y a los chavales les subían y bajaban y lleno también de parejitas tumbadas cariñosas en el césped. a nosotros se nos arrejuntó en el banco un abuelo de más de noveta años y nos dio conversación. ya quisiera llegar yo así a los noventa! tenía problemas de artrosis en la rodilla pero nada más.
el curso terminó y tras recoger los ordenadores nos pusimos en marcha hacía bilbao. un viaje cortito. en vez de ir directos a casa fuimos primero al bec a por mi caprichito. mi cámara compacta digital ya estaba empezando a dar guerra y había decidido jubilarla. y pasar a palabras mayores. así que ahora tengo un camarón. no es reflex pero tampoco compacta. algo intermedio. pero bueno, con un zoom óptico 15x, así que ya os podéis hacer una idea. pero una maravilla. ya la hemos estrenado y saca unas fotos de putufú.
por fin llegamos a casa, ya casi de anochecer. tras recoger y estar un rato con la family quedamos con barro, unai y karle y fuimos a arrigúnaga. unai y yo tuvimos la misma sensación. que ya no somos adolescentes. les veías con sus modelitos, sus litros, sus caras de niño,.. la verdad es que nos sentíamos un poco abuelos. yo reconozco que soy una feliz de la vida y estar sentados alrededor de una minihoguera contando batallitas me encanta. pero claro, estar rodeado de criaturas diez años o más joven que tú pues vaya, es un poco bajoncillo. pero lo pasamos bien. luego fuimos un rato a fiestas de leioa, de donde me retiré pronto para poder aprovechar el domingo.
el domingo por la mañana bajé con unai a patinar a ereaga, cosa que hacía al menos dos meses que ninguno de los dos hacíamos. y es un vicio, patinar por todo el bidegorri. la pena es que los domingos tienes que ir esquivando a niños y ancianos que entran y salen del bidegorri como pedro por su casa. después de comer visitamos a los aitas de jon, que había mandado fotos desde el barco. y, cosas curiosas, jon llamó a unai y todos pudimos hablar con él. yo no oía su voz desde que embarcó y la verdad es que hizo ilusión.
y como siempre, el fin de semana dura lo que canta un gallo y ya era hora de regresar a zaragoza. así que nos despedimos y nos volvimos al que ya oficialmente puede considerarse mi primer hogar.
hasta la próxima!
p.d.: os enseño mi nuevo juguetito, del que aún tengo que aprender a sacar partido.
1 comentario:
jajajaja... me ha hecho mucha gracia lo de 'pedro por su casa' en el parrafo del patinaje!! jejejeje lastima que no coincidiesemos para vernos y patinar juntos... la proxima va la vencida! muxu
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