cuando explico a qué me dedico la gente siempre me mira como con pena y como intentando consolarme. pues nada más lejos de la realidad. cada día hay más pacientes que se curan y lo más importante, que se mueren con pero no por su cáncer. ése es nuestro objetivo.
y aunque muchas veces nos toca enfrentarnos en el día a día, más con los familiares que con los pacientes pero de todo hay... he de decir que nuestros pacientes son de lo más agradecido. siempre te preguntan qué tal cuando pasan a la consulta, en fechas señaladas hasta tienen un detalle contigo, se emocionan de verte si están ingresados en otro servicio o en la calle y cuando mejoras su situación clínica no dejan de bendecirte. yo nunca siento que me deban nada, al fin y al cabo me pagan por hacer lo que hago, pero he de reconocer que en el fondo me encariño hasta del más huraño y eso es algo que los pacientes agradecen más que el hecho de pautarles analgesia.
además he de añadir a todo esto que mis últimos tres meses de residente estoy rotando con verónica, a la que considero mi hermana mayor, y juntas nos compenetramos y trabajamos muy bien y muy a gusto, aunque tengamos la consulta por las nubes.
esta semana ha sido una sorpresa cada día: video-runing de recuerdo, sentirme amenzada por un paciente borracho en la guardia de urgencias (menos mal que hay enfermeros con ojo que se dan cuenta del peligro y no me dejan a solas con el elemento), visita de zigor (la primera vez que venía a casa desde ..., pero muy a gusto la verdad), ser roberto en hospital de día, participar en una fiesta a través de videoconferencia y hablar con un francés en castellano, oir la famosa frase "un médico un médico" porque en la sala de espera de la consulta un paciente se ponía malo y correr con él a la planta porque en la consulta no hay medios, despedida de víctor que regresa a madrid, sentirse el ángel negro en una guardia, superarme en la bici subiendo la coloquialmente conocida por "arrancapedos" (os podéis imaginar la pendiente) el primer día que la cojo en todo el año, pasar de 8 a 24 grados en menos de 24 horas, perder una hora de sueño con el cambio horario pero no notarlo, comprar un billete de avión a la brava sin saber si podré ir a bruselas (espero que sí...), sentirse rescatada por una amiga (gracias marian) un sábado por la tarde entre guardia y guardia para tomar un refresco y sentir que no he pasado todo el finde en el hospi, terminar mi charla, preparar la consulta para ayudar a vero,... menos mal que sólo han sido siete días eh?
hasta la próxima!