este año celebré san jorge en compañía de mi hermanito que vino a visitarme, mi hermanito que hasta el mes que viene tiene la misma edad que yo, algo que siempre me ha hecho gracia.
la relación con mi hermano siempre ha sido como el perro y el gato. supongo que el llevarnos sólo 11 meses de diferencia y haber atravesado las etapas de la niñez y adolescencia al mismo tiempo algo influye. de pequeños nuestras peleas eran el pan nuestro de cada día para mi madre, casi siempre por tonterías, como todos los críos. en el instituto la verdad es que nos hicimos bastante cómplices.
pero la universidad y sobre todo, mi marcha a zaragoza y la suya a madrid hizo que nos distanciáramos. hay personas y relaciones que con la distancia se crecen, pero en mi familia está bastante comprobado que no se rige por esa norma.
menos mal que el ser humano es capaz de reconocer sus errores y retomar el buen camino. y su visita a zaragoza fue el primer paso para ello. pasamos 4 días juntos, poniéndonos al día mientras visitábamos la ciudad, descansábamos en el parque grande tomando el sol primaveral o un granizado, íbamos de compras (esas camper con sello maño que te agenciaste), nos poníamos las botas en mis restaurantes favoritos o simplemente nos sentábamos en mi cuarto escuchando música.
anécdota de hermanos (y prometo que no fui yo): le engañé para ir en bici, "nada" teniendo en cuenta que el chaval no cogía la bici desde hacía 14 años y que nunca había montado en una mountain. hecho demostrado que uno nunca se olvida de andar en bici, pero tampoco uno recupera la habilidad sobre 2 ruedas tan rápido y el pobre se cayó contra un muro, consiguiendo como trofeo un buen rasponazo en el brazo. eso sí, para no ser menos, yo me caería poco después consiguiendo semejante avería en la rodilla. gajes del oficio!
hasta la próxima!
la relación con mi hermano siempre ha sido como el perro y el gato. supongo que el llevarnos sólo 11 meses de diferencia y haber atravesado las etapas de la niñez y adolescencia al mismo tiempo algo influye. de pequeños nuestras peleas eran el pan nuestro de cada día para mi madre, casi siempre por tonterías, como todos los críos. en el instituto la verdad es que nos hicimos bastante cómplices.
pero la universidad y sobre todo, mi marcha a zaragoza y la suya a madrid hizo que nos distanciáramos. hay personas y relaciones que con la distancia se crecen, pero en mi familia está bastante comprobado que no se rige por esa norma.
menos mal que el ser humano es capaz de reconocer sus errores y retomar el buen camino. y su visita a zaragoza fue el primer paso para ello. pasamos 4 días juntos, poniéndonos al día mientras visitábamos la ciudad, descansábamos en el parque grande tomando el sol primaveral o un granizado, íbamos de compras (esas camper con sello maño que te agenciaste), nos poníamos las botas en mis restaurantes favoritos o simplemente nos sentábamos en mi cuarto escuchando música.
anécdota de hermanos (y prometo que no fui yo): le engañé para ir en bici, "nada" teniendo en cuenta que el chaval no cogía la bici desde hacía 14 años y que nunca había montado en una mountain. hecho demostrado que uno nunca se olvida de andar en bici, pero tampoco uno recupera la habilidad sobre 2 ruedas tan rápido y el pobre se cayó contra un muro, consiguiendo como trofeo un buen rasponazo en el brazo. eso sí, para no ser menos, yo me caería poco después consiguiendo semejante avería en la rodilla. gajes del oficio!
hasta la próxima!
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