el domingo pasamos una tarde memorable en el barco. salimos sobre las 3. dada la dirección del aire decidimos ir a castro para poder navegar a vela, aunque no había fuerza suficiente para ir y volver en una tarde (jeje) por lo que tuvimos que usar también el motor.
sobre las 11, ya bien tarde, nos despedimos. con pena y envidia puesto que los chicos se quedaban a dormir en el barco, cosa que me hubiera encantado hacer a mí también. agradecí eternamente tener a marian de copiloto y no ir sola, pq el día había sido largo y estaba cansada. su conversación seguramente me libró de no caer en la monotonía y el sueño.
los chicos nos llamaron a mitad de viaje y anda que no se traían cachondeo ni nada. les regalé unos punteros láser que a mí la verdad me sobran (gracias a la industria) y al parecer unai encontró gran diversión con ellos. si es que son como niños!
hacía más de 3 semanas que no veía zaragoza y sigue en obras, la de la expo. por lo demás, el piso lo encontré como lo dejé. la verdad es que echaba de menos mi hogar, algo que uno adquiere cuando se independiza. pero en ese momento no podía dejar de pensar en los últimos 15 días tan maravillosos que pasé en el camino y en casa.
hasta la próxima!
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